BAYOS (Video)
Este videoarte se realiza como consecuencia de una
experiencia que llevé a cabo en la unidad penal Nro 3 de San Nicolás, Pcia de
Buenos Aires. La propuesta resultó ganadora de una beca otorgada por el Fondo
Nacional de las Artes (Argentina). El trabajo era en artes plásticas pero en
forma subyacente había un interés de investigación psicológica. Cada uno debía
trabajar sobre un plano, de un lado debían pintar un autorretrato según se ven
en un espejo y en el reverso según piensan que lo ven los demás. Primera etapa
(bidimensional).
Segunda etapa, consistió en recubrir, un globo inflado, con
papel maché. Repetir la acción del trabajo bidimensional trasladándolo a lo
tridimensional, logrando hacerlos trabajar en escultura, finalmente pintada.
En la experiencia de más de 100 horas de clase, una
prisionera se representa con un corazón hecho de ladrillos con ojos y boca.
Después de largos diálogos comenta que la fabricación de ladrillos de barro
cocido, era el medio de sustento que su madre lograba criar a sus 8 hijos.
Todos pisaban barro, mierda de caballo y porcinos del basural, para hacer la
argamasa.
Esta mujer tiene una hija y cuando la niña tenía 9 años, la
madre sorprende a su nueva pareja intentando violarla. Termina matando al
hombre, y le dictaminan 35 años de prisión, que acepta y cumple conforme por
haber salvado el honor y la libertad psicológica de su hija.
En la época que los inmigrantes italianos llegaban a la
argentina, construían sus hornos de ladrillo para hacer sus casas. De ese horno
suelen resultar 3 categorías (3 clases) de ladrillos: el llamado recochón, un
poco pasado de temperatura por estar en el centro del horno, con una coloración
de un rojo más oscuro, suele tomar tonalidades entre el azul y el violeta y al
golpearlo produce un sonido “seco” por haber llegado casi a la vitrificación.
Los ladrillos que siguen en una posición intermedia (entre los
recochones y los períféricos), son los “normales”, los más buscados y bien pagados
por la versatilidad en su uso, buena temperatura que produce una coloración
perfecta, buen acabado y resistencia normal a los golpes, con un sonido que es
parecido al de la madera. Pero los ladrillos de la periferia del horno, los que
sirven de protección a la intemperie, los que cubren para que no escape el
calor, son los que al recibir menos temperatura y no alcanzar a la necesaria
para reunir las condiciones de buena calidad, principalmente “resistencia” al
golpearlos el leve sonido es seguido por la rotura. Son los llamados “BAYOS”
Frágiles, quebradizos y de coloración más pálida (un anaranjado blanquecino).
Estos ladrillos de poca utilidad, de descarte en muchos casos, generalmente rechazados
por el común de la gente que los comercializa, frecuentemente se les daba otro
destino.
Los inmigrantes, en su mayoría italianos, algunos españoles,
continuaban con la costumbre de su tierra de origen, la construcción de
palomares. Con esos ladrillos BAYOS hacían construcciones arquitectónicamente
cilíndricas, que en su interior a modo de casillas de correo, en esos pequeños
cubos, las palomas anidaban/anidan y servían también como parte del sustento
para la familia.
La mujer en cuestión, es claramente en el horno social, un
ladrillo BAYO.
Durante la filmación, debo agregar que se produjeron hechos
de una sincronicidad permanente, que me mantuvieron maravillado, envuelto en un
halo de magia. Privilegio de artista con la sensibilidad en carne viva.