Esta pintura forma parte de una serie realizada durante el año 2021 está hecha con acrílico sobre lienzo y se basa en la observación de la vida moderna y como a través de ésta el hombre se desenvuelve, evidenciando así la relación con su entorno, con el ritmo acelerado de la industrialización.
El amplio desarrollo urbano ha modificado nuestro paisaje rural, dando paso a la modernidad, cambiando así drásticamente la forma de percibir nuestro paisaje.
La urbanización de las ciudades ha avanzado tan rápidamente que no ha respetado el ritmo natural de la vida. Es por esto que en mis pinturas plasmo la mecanización tomando en cuenta la utilización de circuitos, planos arquitectónicos, torres de alta tensión, señales de tránsito e indumentaria electricista para la demostración de dicha irrupción en nuestra naturaleza. El rápido avance de la metrópoli comprende la extinción de los espacios naturales como solíamos conocerlos, lo cual atenta de manera irreversible con la vida suprimiendo sus dimensiones, rodeándola de edificaciones. Es así, como dicha supresión conlleva a tropezar irónicamente con su natural habitante, el animal.
Frente a un hábitat irrumpido por su mismo hacer, el ser humano se encuentra en constante contacto con la urbe y son cada vez más escasos los sitios para el desahogo del apresurado mundo urbanizado. A modo de conclusión, me gustaría añadir que espero que mi trabajo invite e inspire a volver a encontrar aquellos espacios de los cuales la vida moderna carece, que si bien pueden parecer perdidos siempre pueden ser recuperados.